Cuando hablamos del primer ascensor entramos en un terreno bastante confuso. Dependiendo de la fuente a la que se acuda nos pueden hablar de Elisha Graves Otis, conocido por crear el primer ascensor de personas, pero, ¿en serio no existieron los ascensores hasta 1857?, fecha en la que se adjudica su creación por parte de este inventor estadounidense.
Pues bien, si hacemos un poco de memoria (histórica), nuestro subconsciente nos puede llevar a pensar en el Antiguo Egipto y sus pirámides, con toda la tecnología empleada para construir esas maravillas arquitectónicas es imposible que no se les hubiese ocurrido nada similar. Ya sea un ascensor, un elevador o cualquier otro tipo de sistema de transporte de objetos mediante poleas.
Nuestra intención de hoy no es aparecer en los libros de historia, pero sí dar contexto de cuál fue el primer ascensor construido, ya sea por contexto histórico, nombre o funcionalidad.
El primer ascensor del mundo
Todas las fuentes apuntan a que el primer ascensor de uso comercial fue creado por el inventor de origen estadounidense Elisha Graves Otis en 1857. Su emplazamiento, como no, fue en la ciudad de Nueva York.
Su invención fue 5 años antes, en 1852, se presentó en la Exposición Universal de esa misma ciudad un año más tarde y, como hemos dicho antes, se instaló en 1857. Este tipo de ascensor era el primer ascensor con sistema hidráulico.
El primer ascensor de la historia
Si nos remontamos a algunos años más atrás, podemos afirmar, como es lógico, que antes de conocer a lo que más se parece al ascensor actual, se ha vivido la creación de distintos sistemas que bien se podrían ganar el nombre de el primer ascensor de la historia.
Antes hemos hecho referencia al Antiguo Egipto, que seguramente si que utilizaron sistemas de poleas y otros sistemas más rudimentarios para la carga y el manejo de materiales pesados, pero de momento, no hace falta remontarse tan atrás.
El ascensor de Luís XV de Francia, S. XVIII
Un ejemplo de ascensor, con la función que conocemos hoy en día, la de desplazar a pasajeros de una planta a otra, lo encontramos en el reinado del rey Luís XV.
Algo muy popular en la época era que los reyes tuvieran amantes, así que este rey, como no podía ser de otra forma, tenía algunas. Sin embargo, hubo una que le llamó especialmente la atención y le dio residencia en la segunda planta de su castillo.
Para evitar las miradas y la incomodidad que percibió por parte de sus sirvientes cada vez que iba a visitarla, se mandó instalar un ascensor accionado de forma manual que le permitiese subir con la máxima discreción. Un sistema rudimentario pero eficaz.
El ascensor de Nerón, en Roma
El emperador de principios de milenio, Nerón, harto de subir y bajar escaleras, optó por este sistema que le permitía desplazarse por distintos pisos de un edificio con el mínimo esfuerzo, ya que el mecanismo era accionado por esclavos.
El palacio en el que se instaló el mecanismo recibió el nombre de Domus Áurea, debido a su majestuosidad.
Estos son solo algunos ejemplos de lo que podríamos denominar el primer ascensor, todo depende de lo quisquillosos o exigentes que seamos, pero cuando se trata de instalar un ascensor, en Artic somos los más exigentes, así que si necesitas asesoramiento o un plan personalizado, cuenta con nosotros.